La bodega Luisyana ha sido la última en incorporarse a la Serranía y ya dispone de sus propias instalaciones en el polígono de Arriate, aunque sus viñedos se encuentran en Ronda en las proximidades de Acinipo.
Las instalaciones ya han acogido su primera vendimia y la interiorista Diana Graña, afincada en la comarca, se encargó de acondicionar la zona de entrada en la también se realizarán las catas y la venta directa de vino.
Scott Myers, un ejecutivo que cambió la vorágine de Nueva York por la tranquilidad de la Serranía, es el impulsor de este proyecto que ya lanzó bajo la denominación de Algazara su primer vino al mercado.
Tras trabajar utilizando instalaciones de otras bodegas, Myers se decidió a construir su propia bodega en el polígono arriateño tras nos ser posible hacerlo junto a los propios viñedos, aunque se siente muy satisfecho con su nuevo espacio. “Es un polígono que me gusta mucho, tiene muy buen acceso y mucha visibilidad”, resaltó Myers.
La bodega produce en la actualidad unas 15.000 botellas por añada, aunque la intención de Myers es llegar a unas 30.000, para lo que ya están plantado cuatro nuevas hectáreas de viñedos que se sumarán a las otras tres que posee en estos momentos en las que solo está plantada la variedad syrah. Una primera añada que se encuentra prácticamente agotada y que en más de un 50% tuvo como destino el extranjero, en concreto, Estados Unidos y Holanda.
En este sentido, Myers, explicó que su próximo objetivo es lograr llegar a mercados locales como la propia Costa del Sol que es una de las grandes consumidoras de vinos de España.
Además, también trabajan ya en la salida del que será su segundo vino y su primer rosado, eso sí, tendremos que esperar hasta primavera para poder degustarlo. A ello se suma que su primera añada será de tan solo 600 botellas, por lo que se destinará prácticamente al mercado local.
Myers también destacó la importancia de contar con sus propias instalaciones para poder ir probando diferentes tipos de elaboración o combinar barricas de 220 litros con otras de 500 de roble francés con las que han comenzado a trabajar.
Enoturismo
La visita a la bodega, viñedos y la organización de catas también comenzará a funcionar una vez que se completó la adaptación de las instalaciones.
En este sentido, contará con la posibilidad de conocer el trabajo en la bodega y realizar una cata, hacer la visita en los viñedos o combinar ambos paquetes.
Además, aquellos que quieran comprar sus vinos también podrán hacerlo directamente en la bodega.
Scott Myers
Scott Myers era un joven ejecutivo de éxito en la City de Nueva York. Allí había logrado hacer realidad el sueño americano y convertir en un éxito la empresa tecnológica que había montado junto a unos amigos. Diez años dedicado en cuerpo y alma a un mundo que reconoce que se parece en cierto modo al exportado mediante las películas aunque no sea del todo real.
Aquella forma de vivir, sin embargo, no le llenaba del todo y decidió dar un giro de 360º a su vida. Decidió dejar su empresa, el sueño logrado, y marcharse a México para aprender a hacer vino. Un mundo por el que sentía una gran curiosidad a raíz de la gran variedad de vinos que había tenido la ocasión de probar en la ciudad de los rascacielos en la que existe una enorme oferta de todo el mundo.
En el Valle de Guadalupe se ofreció como voluntario en las bodegas para aprender el oficio mientras se forma a distancia en una universidad de California, una de las mecas de los vinos estadounidenses.
No obstante, algo le decía que aquel no era su sitio definitivo. Fue entonces cuando decidió aceptar la sugerencia de su cuñado y su hermana que residen en Málaga y que le había animado a viajar a España y conocer su potente sector.
A su llegada, mientras esperaba unos días para trasladarse a Soria para incorporarse a trabajo que había encontrado, visitó Ronda para conocer la ciudad, sus vinos y las bodegas de las que le había hablado su familia. Fue entonces cuando sufrió un auténtico «flechazo» y se enamoró de la Serranía y aquel viaje al norte nunca llegó a producirse.